Balance de la feria de la patata

El pasado 12 de febrero tuvimos una edición más de la Feria de la Patata. Una Feria que se ha asentado entre nosotros y se ha convertido en una tradición o en una rutina, depende como se mire. El día fue muy frío y mermó la asistencia de público: algunos optaban por una visita rápida, coger sus coches y conducirse a sitios más cálidos.



Quizás lo mejor de la Feria es que pudo celebrarse; la nieve y el mal tiempo nos estaban acechando y había rumores de ser suspendida y por eso una sensación de alivio se instaló entre todo cuando el día amaneció relativamente tranquilo.


Un segundo aspecto positivo fue la presencia de modo organizado del grupo de productores locales de Valdegovía y Añana y el hecho de que tuvieran un cierto éxito con productos como pan, quesos, manualidades, miel, huevos, hortalizas… Fue para todos una sorpresa saber que tenemos productos tan buenos, tan sostenibles y tan cerca de nosotros. Les deseo el mayor de los éxitos al mercado que van a crear todos los primeros domingos de mes en Villanueva.



Sin embargo, creo que a todos nos han surgido algunas dudas sobre la naturaleza de la Feria y como mejorarla en un futuro. ¿Es febrero el mes más idóneo teniendo en cuenta lo crudo del invierno en Valdegovía? ¿Sería mejor adelantar la feria a octubre?



Dejando a parte la cuestión de la fecha concreta, creo que sorprende que en la Feria de la Patata tenga una presencia tan discreta el propio tubérculo al que está dedicada. Son pocos los productores de patata que acuden a la feria y el protagonismo se deja en favor de artesanos y comerciantes venidos de otros lugares y a diversos puestos de ropas, complementos y bisuterías.



Quizás a la Feria le ha pasado lo que a tantas cosas; que falta la implicación de los productores que debieran ser los primeros interesados en crear una marca y un sello de calidad y de prestigio. Se ha dejado la organización, financiación y responsabilidad total en manos del Ayuntamiento que gestiona como mejor puede el evento y se gasta un dinero en la misma.



No deja de sorprender que una feria llamada de la “patata” cuente con una presencia marginal de productores y que la venta se haga de forma dispersa, sin prestigiar demasiado al producto, sin darle un protagonismo. Este tipo de ferias nacieron para ayudar al sector agrícola y ganadero a dar una salida a sus producciones y para generar lazos entre consumidores y productores y no tanto para montar un evento heterogéneo de actividades.



Aun recuerdo un año en que el propio Ayuntamiento tuvo que comprar patata y reclutar a unos cuantos voluntarios para vender algo de patata ante la deserción de los productores que parece que en ese año habían vendido toda la producción por otros conductos.



Es cierto que la Feria es una oportunidad para poner a Valdegovía en el mapa, darle protagonismo y sacarnos de la rutina, pero debería servir para su fin primordial, conectar al medio rural con los consumidores. Empezando con la patata y pasando con otro tipo de producciones agroganaderas que ya existen en la comarca. Creo que debería haber una implicación mayor en tiempo e ideas de los propios productores que deberían ver en la Feria una oportunidad para crear una marca de calidad en torno a la patata y para fidelizar al consumidor directo. Y su experiencia puede traccionar a otros productores que piensen en la venta directa como alternativa a la agricultura y ganadería extensiva que tan incierto futuro tienen en Valdegovía.



Tenemos un año por delante para debatir, aportar y trabajar por una Feria más auténtica, más cercana y con mayor protagonismo y trabajo de los pobladores de estas tierras.

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